Si se es Al capone, se vive bien hasta estando presos

sábado, 8 de agosto de 2009

Que el dinero siempre trajo beneficios y comodidades no es noticia, ni siquiera, cuando esos beneficios y comodidades no eran legales. Ante esto se despertaría el público de los Estados Unidos de finales de los años 20. Cuando un valiente aunque anónimo reportero del Philadelphia Public Ledger se atrevió a reportar las condiciones de vida del poderoso y legendario gangster Al Capone, quien se encontraba sirviendo tiempo en la penitenciaria estatal Eastern State Penitentiary.



(Hoy día la celda se mantiene como pieza de museo en el mismo sitio de la prisión -de hecho la prisión se ha convertido en un atractivo turístico-)

“Toda la habitación estaba teñida con el resplandor de una lámpara que se apoyaba en un pulido escritorio [...] Por una vez las paredes de la sombría cámara penal se hallaba colgado un cuadro de gran gusto, y las melodías de un vals eran emitidas por una gran radio de gabinete, la misma de diseño elegante y fino acabado.”

Y no era para menos, la habitación, nombrada como la “Park Avenue” de la prisión, esta decorada con finas pinturas, bustos y alfombras orientales así como también muebles de fina madera que superaban los varios miles de dólares la pieza. Al Capone, por supuesto, no comía el mismo potaje a base de arroz y maíz triturado que el resto de la prisión debía ingerir. Sino que tenía su propio chef el cual, a su pedido, le envía el plato deseado a prisión.

En el siguiente video pueden ver un recorrido por la prisión, y en especial la diferencia que existe entre la celda de Capone y las del resto de la población carcelaría.

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